Darle una segunda vida al chicle convirtiéndolo en zapatos
Los chicles tardan una media de 5 años en degradarse, el proceso es largo y necesita la acción del oxígeno para su primera fase de petrificación, para después agrietarse e ir desvaneciéndose poco a poco. Estas golosinas están compuestas en un 80% de plástico, y una mezcla de gomas de resinas naturales, azúcares, aromatizantes y colorante. Cuando se tiran estos residuos en la naturaleza, se amenaza la supervivencia de miles de especies animales y pone en peligro la cadena alimentaria que también nos afecta a los humanos.
Tirarlas al suelo a parte de una irresponsabilidad, es una de las formas de contaminación más comunes de nuestro planeta, y solucionarlo se ha convertido en un objetivo primordial.
En Reino Unido cuesta aproximadamente 150 millones de libras al año eliminar los chicles de las calles. En determinadas zonas de Europa ya se ha empezado a concienciar seriamente a la sociedad y se están llevando a cabo acciones tan interesantes como la creada por la empresa Explicit Wear, con sede en Ámsterdam, que ayuda a convertir los chicles usados en suelas de zapatos.
Lo hizo empezando por asociarse con la empresa de sostenibilidad Gumdrop y la organización de turismo de Amsterdam para analizar y estudiar las propiedades sintéticas de los chicles y convertirlas en una nueva clase de goma llamada Gum-tec.
Son necesarios casi un kilo de chicles por cada cuatro pares de gumshoes; el material no es precisamente difícil de conseguir, con estos contenedores repartidos por toda la ciudad. Gumdrop, empresa fundada por Anna Bullus en 2009, tiene a la venta en su web distintos artículos, desde púas para guitarra hasta tazas para el café. Darle una segunda vida a los chicles ya no es ninguna idea descabellada. El poder de la gente es cambiar el mundo dando pasos grandes como este. #AlimentaTuPoder